lunes, 27 de octubre de 2008

Cartas desde la China IV. - El tío Liu, la abuela Li y Fede el Lian Te.

Os voy a hablar del tío Liu. Es el guía que nos acompaña desde Pekín para ayudarnos a hacer los trámites en Lanzhou (capital de la región de Gansu).

Es la mar de pintoresco. Tiene 63 años y ha trabajado durante mucho tiempo en la embajada de China en México, así que tiene un acento chino-mexicano la mar de gracioso. Debería explotarlo en los bares.


El tio Liu

Es puro nervio, así que me imagino yo que no tratase muchas negociaciones delicadas. A veces se tensa demasiado y la cara que se le pone es muy graciosa. Ya el primer día nos dijo cuando llegábamos al hotel: “No salir mucho del hotel. Mucho musul man, mucho musul man”, y ponía una cara de asco que ni el peque cuando toma la medicina, “mucho chino barba” y suelta una risotada mientras se palmea las rodillas, “¡¡¡AMIGOOUU!!!” me grita con su acento mexicano, “¡¡JAJAJA!!

Nos despedimos hasta el día siguiente, dejamos las cosas en la habitación y nos dimos un voltio a ver el panorama y los “chino barba”, que por cierto, son minoría y la mar de tranquilos. Este tío Liu es un poco exagerado.

Sospecho que algún día nos ha seguido a ver qué tal nos iba con los “talibanes”. Recuerdo una ocasión en la que, ya casi entrando por la puerta del hotel, oigo un grito a mi espalda “¡¡AMIGOOUU!!” (toda la gente mirando). Yo me doy la vuelta con el corazón en un puño esperando encontrar al mismísimo Pancho Villa y ahí aparece el tío Liu con los brazos abiertos, una sonrisa de oreja a oreja y los ojos como dos minas stadler del 0,5 en posición horizontal “¡AMIGOOUU!, JAJAJA”

¡¡Plafff!! Palmetazo en el hombro que me saca del shock. Y empieza con las carantoñas al niño: ¡Xiao Baoooo, Xiao Baooo! ¡Tesssoritoo, tesssoritoo! … ¡Tú ser padre. Ser padre de Xiao Bao, jajajaja!, me dice mientras se me acerca con la misma sonrisa de oreja a oreja (aunque yo creo que desconfía un poco, ha debido de leer el correo del combate Manostristes-Príncipe de Gansu). Acerca su cara a la mía, se pone serio y me dice bajito mientras me señala con el índice: “¿Tú dar medicina a Xiao Bao?” (cuando pone esa cara las minas stadler se convierten en monedas de 500 “pesetas de las de antes”, esas tan grandes que cuando tenías dos en el bolsillo creías que eras millonario del metal que llevabas encima). “Sí tio Liu, he seguido al pie de la letra las indicaciones”, le contesto yo con voz de resabiado (se adjunta foto del prospecto de las medicinas en cuestión). No contento con mi respuesta (estos chinos no tienen un pelo de tontos), se acerca a María a preguntarle lo mismo. “Sí sí. Ya está mucho mejor, no te preocupes”, ante lo cual se queda tranquilo.

Prospecto de la medicina en cuestión


Algunas veces resulta hasta cómico tanta atención. Para subirnos al coche nos mete como a los detenidos, con la mano en la cabeza para que no nos golpeemos, cuando llevo al crío en la mochila va pendiente de donde piso y en cada lance complicado (esto es, al más mínimo escalón), me agarra del brazo como a las ancianitas para que no tropiece (“essto es, cui dado, iaa, iaa, sí, por ahí seco, mejorr, mucho mejorr. Tú ser padre de Xiao Bao¡¡ Ja ja ja. … ¡Muchahou!, ¡Joven! Ja ja ja”. Palmetazo en el hombro). Por no hablar del día que llamó a gritos a un policía cuando estábamos cruzando una calle y nadie paraba (como suele ser habitual en estos sitios). Ya lo dice él, “la gente de Lianzhou no respeto, conduce cualquiera. Hay mucho chino tonto. ¡JAJAJA!”

Lo de que nos pare la gente ya lo vemos normal, pero es que hasta te salen abuelas. El otro día nos cruzamos con una señora ya mayorcita que se queda mirando al peque al tiempo que pone cara de reprobación. Se planta delante de la silla y, a la vez que le hace carantoñas empieza a hablarnos de que no se qué y no se qué más, pero la cara que pone es de no estar conforme con algo. Luego supimos que lo que decía era que le tapásemos con una manta las piernecitas (fue el día que estrenamos la silla, todavía no teníamos pillado el puntillo a cómo debe tratarse al viajero que va dentro). Nosotros riendo tiramos orgullosos de nuestro amplio repertorio “Ni hao, Xiao bao, xexé, saotiti (o no se qué demonios que le ha dado por decir ahora a María a cada chirichi que se nos pone por delante, ella quiere decir “varón”, pero tras varios días nos enteramos que lo que significa es “hermano”), así que imaginaos la conversación con la señora:

Señora: hay que tapar las piernecitas al niño, frío, frío
Fede-María: Hola
Señora: Hola. Que le pongáis algo encima, frío frío. Manta. Manta.
Fede: Pequeño Tesoro, gracias
María: Hermano
Señora: ¿qué decís? Manta manta
María: hermano, hermano

Vamos, que aquí el kilo de besugo debe andar barato.

A todo esto se forma el típico corrillo de gente y todo el mundo hablando a la vez y riendo. Al final un gesto vale más que mil palabras el entuerto queda deshecho. Risas generalizadas y cara de satisfacción de la abuela adoptiva. Nosotros partiéndonos de risa.

Lo más gracioso fue el otro día, cuando nos paramos a darle el bibe en un banco. Era un banco de éstos dobles, así que nosotros nos pusimos a sacar en uno de los lados toda la metralla (termo, babero, agua fría, bote con la mezcla preparada, biberón, …) y yo todo orgulloso manejando el instrumental con la precisión de un cirujano (no veías que práctica tengo ya). En el otro lado del banco había una abuelita que observaba todos los preparativos con la atención de un profesor a sus alumnos en práctica. Y yo en plan torero. Luciéndome a cada movimiento.

Os paso la tira de Mafalda con la tierna secuencia de la abuela Li:

“Bieeen, bieen, tú si bieen”


“A ver tú que haces, que no te veo pinta yo…” (creo que el chino que pasa por detrás tampoco)


“Se va a quedar flipada, la abuela Li”


“Ñejo, ñejo?”


“No abuela, de momento sólo bibe”


“¡Qué bien lo has hecho papi, has pasado la prueba de la abuela Li”


CONSEJOS DE LA ABUELA: 1. La abuela ajustando la manta.




2. La abuela poniendo el gorro.



Y así cada dos por tres.

Bueno amigos, ya veis que el príncipe sigue bien con los cuidados de sus padres y abuelos adoptivos. Cada día pesa más, así que supongo que lo estamos haciendo bien.

Ya hemos empezado a preocuparnos de su educación. Yo de momento me centro en enseñarle a poner caras, sobre todo dos, cara-Cañadío y cara-regateo. Pero me marcho que me están esperando.

En serio, no me da tiempo a nada, nos pasamos el día en la calle y por la noche estamos cansados. Aún así aprovechamos para hablar con los padres-hermanos, ver cómo va la crisis, leer vuestros correos (lo que más nos gusta) y escribir un poco.

Nos vemos¡¡




Hola AMIGOOOUS

Hoy ya estamos en Pekin, el peque sigue igual de majo que estos días, el viaje ha sido pesado pero se ha portado fenomenal.

Ahora ya entiendo a las madres que dicen que con los niños se mueven muchas cosas, hoy no podíamos ni movernos por el aeropuerto entre las dos maletas, la mochila con el kit de emergencia de Quique (biberones, cambiador, pañales, cremita pal culete, el termo con agua caliente, la botella de agua fría, el dosificador de biberones con la leche, ropa por si hay que cambiarlo y un sin fin de cosas mas), la mochila de la cámara, el ordenador portátil, la silla del niño, mi bolso, ah! y el niño parecíamos Paco Martínez Soria.

Se distingue a las madres que tienen niños principalmente por dos cosas: Llevan bolsos enormes con todo tipo de artilugios y ninguno es para ella y van llenas de lamparones de babas de niño en la parte de los hombros, ahora me siento identificada con ellas. Bueno aquí no me ve nadie conocido y aunque vaya un poco más guarra me da igual, además Fede sólo tiene ojos para Quique o sea que no me debo preocupar tanto.

Mañana vamos a la Gran Muralla, me apetece conocerlo, lo malo es que ya vamos todos en grupo y eso a nosotros no nos mola tanto.

Esto es todo amigos.

BESOS, MARIA JO

1 comentario:

  1. Hola majo , muy bueno tu blog , me ha ilusionado mucho , yo estuve alli en septiembre del 2006 y la verdad me ha emocionado mucho volver a ver al señor Liu y parte de las imagenes que vivimos alli , espero que os vaya muy bien.
    Un saludo muy fuerte a los tres.

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