viernes, 31 de octubre de 2008

Viaje a China




Fue un 4 de octubre de 2008 cuando tuve que ponerme el disfraz de "cigüeño" y emprender viaje hacia China. ¿El propósito?, buscar a mi Xiao Bao, un pequeñín de 7 meses al que íbamos a adoptar y que ha revolucionado mi tranquila vida. En este apartado he colgado los correos que envié a amigos y familiares para hacerles partícipes de esta aventura, así como unas cuantas fotos del viaje.


jueves, 30 de octubre de 2008

Cartas desde la China I. - La espera

Pues nada, aquí estamos. Son las 11.50 en Lanzou, las 5.50 en España.

Estamos esperando en la habitación del hotelazo a que nos traigan a Enrique. El pobre tiene que hacer un viaje de 300 km por estas carreteras de Dios para llegar aquí, así que supongo que llegará bueno…

María está hecha un mar de nervios, yo estoy bien, un poco nervioso pero lo justo. He estado buscando fotos de Santander para enseñárselas a la cuidadora del orfanato, para que sepa donde va a vivir Xiao Bao. También le he preparado la ruta en Google Earth para que se haga una idea, aunque la verdad, no sé si le interesará mucho…

El viaje a Pekín duró 19 horas desde que salimos de casa de mi hermano en Madrid hasta que llegamos a la recepción del hotel. Una palicilla que a mí se me pasó relativamente rápido. Vinimos muy cómodos en el avión (nos tocó un fila de dos asientos en lugar de tres, que se agradece mucho, la comida era buena y tenían buen surtido de pelis).

María está oyendo ruido en el pasillo, cree que son ellos, se me acelera el pulso… … …

Parece que no son, ufff, qué momentos. A ver si viene de una p..a vez, que ya se ha hecho de rogar bastante.

No hemos visto gran cosa de Pekín, sólo hemos pasado una noche allí y a l día siguiente hemos cogido el avión a Lanzou. Me ha resultado más pesado este viaje que el de Madrid Pekín, no sé si ha sido por el rollo de la hora y pico de coche que había desde el aeropuerto al hotel. El paisaje era horrible. Esta zona está en las inmediaciones del desierto del Gobi y la mezcla entre el desierto y las industrias petroleras que abundan en esta región es patética.

La ciudad en sí no está tan mal. Se agradece una barbaridad estar solos, paseando sin rumbo a nuestra bola, y no con 15 personas más (aunque la gente que nos acompaña en Pekín es muy maja). (María está abriendo la puerta otra vez, y eso que está puesta en el ordenador música de relajación China que, por cierto, me está grillando un poco, me están entrando ganas de meterle la flauta por…, bueno controlaré el lenguaje que voy a ser papi).

¡Cómo suena! No sé que sentirán los demás ante esta aventura, pero de momento parece que como que no va la cosa conmigo, el bofetón que me lleve cuando tenga al crío en brazos va a ser enorme. Con esta mentalidad mía que tanto disgusta a María de “sobre la marcha” no me hago a la idea de las cosas hasta que me pasan. No sé si será mejor o peor.

Me parecen oír llantos… No, no es nada (otra vez las pulsaciones a 100)

Ya llegan con retraso. En principio llegaban a las 12.00.

Lo único importante es que esté bien de salud. Algunas de las parejas que vienen con nosotros van a llevar a los críos a hacerse análisis de sangre y una ecografía antes de firmar la adopción ante el notario, por el rollo este de la leche. En cualquier caso, ¿qué piensan hacer si ven que están enfermos? Una vez que ves la foto ya sientes a esa cosita como parte de ti, y más cuanto más la miras. ¿La vas a dejar abandonada porque esté enferma?

Cada vez me estoy poniendo más nervioso. CREO QUE LLEGAN.

No, no son ellos. Joder¡, mi mujer me va a matar a sustos. Bueno, ya os contaré más, me voy a centrar en lo que se avecina…

Besos¡¡¡¡¡¡




La noche anterior. Mirando la calle por donde vendrá



En la habitación del hotel. Papá esperando llenar esa cuna



Mamá lo mismo



La cuna esperando a su huésped



El día D



Mamá está muy nerviosa



¡Llegó el príncipe de Gansu!



El pobre no tiene muy buena cara después del viaje



La cuidadora con los dos bebés del orfanato de Pinliang



Primera foto con su padre



Primera foto con su madre

miércoles, 29 de octubre de 2008

Cartas desde la China II. - Primer día con el peque

Ya hemos pasado un día entero con el peque.

Ya nos vamos enterando un poco de que va esto y de la que se nos viene encima.

El apodo de "manostristes" que me pusieron hace mucho tiempo mis "amigos", y que yo negaba a capa y espada, se confirma amplia y lamentablemente en estos momentos.


La curiosa costumbre que tenemos los hombres de traer una cosa en cada viaje (como un mal camarero) en lugar de varias (o todas si es posible), no perdona cuando se trata de críos, y el pequeño espacio que separa la cama donde cambiamos a Quique del cuarto de baño empieza a estar desgastado de tanto pisarlo. Que si traigo el pañal, que si se me olvidan las toallitas, ese culito necesita crema, habrá que cambiarle el pijama también, ¿no? Pues cada coma un viaje de ida y vuelta. Por no hablar del resto de las cosas que hay que cargar en la mochila: agüita para que beba mucho, que tiene mocos; agua caliente en el termo para el bibe; la leche y los cereales convenientemente medidos y guardados; más toallitas-pañales-cremita; ropa por si hace frío; … en fin, seguro que alcanzaron el Everest con menos equipamiento.

Todo el mundo nos mira por la calle, no sé si es porque parezco un sherpa de cosas que llevo o por lo guapo que es el crío. Por lo visto les llama la atención ver a occidentales llevando niños chinos, sobre todo si se les lleva en una mochila tipo canguro, que aquí no se ve ninguna.

No os podéis imaginar la presión ambiental que supone dar el bibe en la calle, es como si ascienden al Noja a primera división y debuta contra el Madrid en el Bernabeu ante 100.000 espectadores. ¡Coño, no han oído hablar del miedo escénico, que dejen a uno un poco de aire! (para comprenderme mejor se adjunta foto ilustrativa de la relación papá-biberón: un compendio de malentendidos). Eso sí, si aquí fuese igual este niño iba a pasar más horas en Cañadío con su papi que las dos farolas monumentales que iluminan la plaza, que no veáis lo que se liga.


Miedo me da. Miedo me da contar lo de los cambios de ropa. La habitación 1908 del hotel Sunshine Plaza de Lanzou se convierte en esos momentos en un cuadrilátero. "Señoras y señores. A mi derecha Enrique Liang López Arjona, “Príncipe de Gansu”, con una altura de 63 cm y un peso de 7 kg. (datos a ojímetro). A mi izquierda Federico López, “Manostristes”, con una altura no mucho mayor y 63 kg de peso (y bajando como el Ibex) …..

¡Comieeeenza el combateee…. !

Manostristes se acerca rabioso con el pantalón en la mano y el body en los dientes. El Príncipe le espera desafiante agitando violentamente ambas piernecillas. El choque es brutal. Surgen carcajadas por parte del príncipe y blasfemias de la boca de Manostristes. Éste hace un amago de intentar meterle un pie por una de las perneras pero… recapacita a tiempo y se da cuenta de que antes va el body . Lanza con rabia el pantalón al suelo y se dirige a poner el body antes de que su adversario gane terreno. Gracias a Dios las cabezas bienpensantes hacen las cosas pensando en gente como Manostristes y éste aprovecha las múltiples aberturas del body para encasquetárselo al pequeño príncipe, que observa alucinado la torpeza de su oponente.

Llega otro momento complicado del envite… La hora de pasar ese pepino de cabeza por el estrecho agujero de la camiseta. Ayudaría enormemente el que fuese un pepino del tipo "estático", pero obviamente no lo es, cosa que sabe perfectamente el pequeño príncipe y lo aprovecha cual alimaña ante su presa caída: al Gran Manostristes le faltan manos en el cuerpo y dedos en las manos para manejar tantos movimientos. Hay un momento de gran tensión en el que Enrique no ve nada porque se ha trabado la dichosa camiseta y empieza a emitir una especie de quejidos del tipo "eeeehhhhhh" "eeeeehhhh" y a agitar aún con más violencia sus pequeñas manecitas. Esto debe ser como los aviones cuando despegan, que hay una velocidad a partir de la cual ya no hay vuelta atrás, o se despega o te estrellas, pues aquí igual, o "pabajo" con todo lo que se tenga o viene María a relevarme, con la consiguiente victoria del pequeño y humillación del no menos pequeño. Así que la camiseta queda más o menos enfilada. Lo de los bracines Dios es de nuevo sabio y los dota de una flexibilidad increíble, sólo eso ha salvado al pequeñín de varias luxaciones e incluso fracturas. Para estos momentos el sudor corre por la amplia frente de Manostristes".

Un día antes estaba tirando fotos por la calle, más ancho que largo... Hoy, aquí le tenemos peleando a brazo partido con una fierecilla de 7 kg. El "sobre la marcha" le ha estallado en plena cara, sin haber cogido carrerilla, y contra un yudoca chino de armas tomar.


En el próximo capítulo os cuento, a los que tengáis paciencia, la escabrosa escena del primer cambio de pañales con "regalo". ¿Alguien ha visto alguna vez "chirivitas" por oler una simple mierda?


Un sufrido papi.



¿Qué más puedo contaros yo? Ya veis que se nos está dando muy bien, ayuda muchísimo lo bueno que es el peque, es un auténtico SANTO.

Fede está como loco con su niño, se le cae la baba de una manera… y a mi más sobre todo cuando les veo lo bien que se llevan.

Os adjuntamos algunas fotos del día para que veáis lo guapito que es.

Besos a todos y una sonrisa de parte de Quique (foto)

Mariajo.




My family


¿Dónde está el interruptor?


Foto de familia



Vencedor del primer asalto

martes, 28 de octubre de 2008

Cartas desde la China III. - Mi primer pañal, chispas.

Aviso a navegantes. El correo de hoy no es apto para todos los estómagos.

He cambiado mi primer pañal, bueno, no ha sido el primero pero sí el "primero de verdad", ya me entendéis…, vamos…, que llevaba "regalo".

¡Y qué regalo! No hacía falta abrir el paquete para adivinarlo. Quizás por eso María se ha hecho la longuis y "que tengo que mirar en internet el tipo de cambio", (¡Dios, qué listas son las mujeres!), ¡cómo si necesitáramos más yuanes después de pagar a todo chirichi esta mañana en el notario! Sólo nos ha faltado aflojar tela al mismo Mao Zedong, que porque lo tienen embalsamado en Pekín que si no también se presenta, y no a felicitarnos precisamente. Por cierto el crío ya es nuestro legalmente así que ojito con lo que comentáis de las fotos, que es el más guapo y más bueno del mundo mundial.

Pues eso, a lo que iba que se me va la olla, esto de maldormir tres horas empieza a afectarme (tengo que dedicar un mail a todas aquellas cosas que antes hacía y que ahora no hago, como dormir a pierna suelta o con los dos ojos cerrados, parece una tontería, ¿verdad?, pero con más calma y cuando se aposenten las cosas). Arranco: estábamos un poco moscas porque el crío no hacía todo lo que tenía que hacer, llevaba un día con nosotros y no había hecho caquita, que diría un padre finolis. Por otro lado, yo pensaba para mí mismo, "coño, que no lo deje todo para de golpe, que yo poner, pongo el pañal, pero otra cosa muy distinta es que lo ponga bien": ¿recordáis la foto en la que salgo mirando con cara de poker el biberón?, pues imaginaos el pañal. Por cierto, estas fotos a traición no deben sacarse en una pareja, que luego acaban donde acaban, y la reputación de uno es algo muy serio (¿con qué cara vuelvo yo al curro, rodeado de mujeres por todas partes?).

Bueno, pues ayer el peque se hizo eco de nuestra preocupación y tuvo a bien quitárnosla de la cabeza.

De esta acción (y tras unos minutos que me ahorro comentar), me surgieron las siguientes dudas:

1º. Cómo de algo tan pequeño puede salir semejante cosa.
2º. Cómo es posible que de unos cereales que huelen de rechupete (me dan ganas de poner dos bibes, uno para él y otro para mí, pero entonces si que sería un show la hora de la comida), después salga algo tan hediondo.
3º. Cómo se puede ser tan estúpido de pegar una bocanada de aire tal si estuvieras en los Pirineos retozando entre margaritas cuando estás cerrando una bolsa de Leroy Merlin con semejante cargamento.

Me recordó al famoso libro de Joseph Conrad, "El corazón de las tinieblas", cuando el extraviado jefe de la delegación comercial en el Congo, Mr. Kurtz (no creáis, he tenido que tirar de San Google), enloquecido por la naturaleza más salvaje grita: "¡el horror!, ¡el horror!", sólo que en mi caso era: "¡el hedor!, ¡el hedor!".

En la videoconferencia que mantenemos todas las noches con mi madre (no penséis que estamos solos) ya me aclaró el motivo: el pobrecillo está descompuesto. ¿Qué cómo lo sabe? Os lo diré: mientras yo agarraba al toro por los cuernos (esto me recuerda a la primera pelea con lo de la ropa), María se partía de risa grabando con la cámara de fotos (por cierto, Miguel, tenía que haber cogido tu cámara como me dijiste: se nos ha fastidiado la pequeña, así que no podemos grabar más videos a no ser que compremos una). Ese vídeo ya está, lógicamente, en Internet, convenientemente filtrado para que no llegue a malas manos, que luego hay amigos muy listos. Ahí se ve el color y la textura de la innombrable cosa, así como mi valor y pericia para enfrentarme al tema (que diría un amigo, ya sabrá él quién).

Si es lo que tiene debutar en Primera contra el Madrid: un pequeñazo de 7 mesines, con un catarrazo de espanto y encima descompuesto.


Eso sí, da gloria mirarle…

Os mandamos unas fotos del día para que veáis lo que ha crecido el peque.

Besos de un orgulloso y novato padre.



Hola a todos

Fede me ha dejado añadir algo a este correo…. pero ¡Dios mío no le puedo dejar solo!, en serio no es broma. Mientras me sentaba al ordenador, ha decidido vaciar la bañera portátil del niño y sólo se le ocurre echar el agua por el plato de ducha, lógicamente la mitad o más del contenido ha terminado inundando el cuarto de baño…. Menos mal que cuando les deje solos en casa no lo voy a ver, a ver como se las apaña ahora para secarlo, bueno le estoy mirando y mejor ni os lo cuento jejejeje. Que pena que se nos ha estropeado la cámara que graba vídeos sino os lo enviaba….

Nos lo estamos pasando fenomenal, el niño es un encanto, hoy ha tenido su primera perreta de mimos, ¡Cómo aprenden de rápido estos canajos!. Cada vez que pasamos por delante de su cuna nos echa una sonrisa para que nos quedemos con él y ¿Quién se puede resistir a esa mirada?.

Fede sigue "achicando" agua….

La gente aquí es un encanto, les extraña mucho vernos con un niño chino y TODO el mundo se le queda mirando, ya no os cuento si nos paramos para algo… nos rodean y nos empiezan a hablar en chino, nunca mejor dicho, nosotros como bien educados que estamos les sonreímos y decimos todo nuestro repertorio en su lengua, "ni hao, Xiao Bao, Xiexie" "hola, pequeño tesoro, gracias" y ya, "adiós" no sabemos como se dice.

El tema de las comidas es otra historia, menos mal que Quique toma biberón porque sino… a Fede no le llama nada la atención la comida china y me tiene a dieta, menos mal que el desayuno es buffet y lo hago muy fuerte, (como no lo voy a hacer, estoy muerta de hambre), comer, poco, algo de fruta y la cena una sopita y a la cama.

Os voy a dejar porque me va a dejar sin toallas secas, mañana os contamos más historias.

Besos a todos. LOPEZ ARJONA FAMILY

Pd. Sin que se entere aquí os mando el enlace del video "cambio de pañal" es divertidísimo.

http://picasaweb.google.es/flr1954/ChinaVideos##

Algunas fotos del día

Una en plan serio



El príncipe de Gansu ante sus dominios



Clavadito a su padre



¡Ay qué tienno!



"¿Otro combate, papi?"

lunes, 27 de octubre de 2008

Cartas desde la China III (y medio) - Cazando Japos

No, no. No he perdido el norte, al menos de momento, pero todo se andará. Seguimos en la China, no nos hemos ido a Japón.

Me refiero a Japos de japos, esto es, escupitajos.

Es el deporte nacional. Deberían hacerlo olímpico y así no necesitaban explotar a tanta niña gimnasta para obtener tropecientas medallas.

Aunque pueda resultar un poco asqueroso hay que dar al César lo que es del César y reconocer que han hecho de ello un verdadero arte. Los lanzan a cualquier distancia, de lado, centrados, con o sin carrerilla, … ¿Que qué carrerilla? No, no me refiero a coger impulso y lanzar el japo, que ya sería la leche, ja ja, Eso sí, sería más fácil esquivarlos: en cuanto vieses a un chino que de repente, sin ningún motivo aparente, arrancase a correr con los ojos desorbitados y haciendo aspavientos con la boca, ya puedes apartarte a tiempo, a no ser que sea de los que escupen de lado, que entonces estás perdido. Me refiero a la carrerilla "de procesado". Esto es, oyes como empiezan a emitir sonidos guturales y a poner caras raras, moviendo la mandíbula a izquierda y derecha. Ggggggg, gggggggggg, gggglglglglglg. Lo bueno es el glglglglglglgl, que es cuando se forma el "tema" (que diría otra vez cierto amigo).

Luego lo lanzan con precisión y, lo que más me llama la atención: no se descompone el japo en el aire, como en Occidente, sino que es todo uno hasta que impacta en el suelo dibujando formas de lo más variadas.

Parece ser una costumbre típicamente masculina, no sé si será cuestión de marcar territorio. El caso es que en Lanzhou llover no llueve pero ganas nos dan de sacar la capota del cochecito… Es la mar de peculiar.

Lo que está claro es que es una manía que no responde al estatus social, porque en el hotel en el que nos hospedamos todos los chinos son de pasta, y la hora del desayuno parece Maniobras Guturales en la Oscuridad. Resulta cuanto menos curioso escuchar de vez en cuando un ggggggglglglglgl mientras tú estás untando la mantequilla en la tostada.

En el paseíto matutino de hoy hemos visto una nueva modalidad que consiste en lanzarlo por la nariz, estilo futbolista. No alcanza la misma perfección porque no sale todo uno pero al ser más consistente describe un giro más vistoso en el aire y al chocar con el suelo adquiere mayor relieve.

Hablando de capotas y de cochecitos, hemos comprado uno al peque (40 euros, un poco caro para ser chino pero va de cine y no consume mucho), y cuando va en él espatarrado más que el Príncipe de Gansu parece el Obispo de Gansu. No sé si habrá que bajar las tomas de bibes, cosa que agradecería enormemente porque me paso el día calentando agua (a veces recogiendo pero prefiero no comentarlo).

Por cierto, me río yo de los novatos que conducen sus cochecitos con total pericia por el Paseo Pereda. Aquí me gustaría verles a mí, en la Jungla de Lanzhou: que si cuidado con ese escaloncito de 40 cm, que a ver no le pises la manta al comerciante, ojo con ese embudo que parece que están pasando los 1.300 millones de chinos a la vez, al loro con el autobús-coche-bicicleta-moto conducido todos ellos por un daltónico.

Ja ja ja. Esto me recuerda al guía que nos acompaña en esta semana por una cosa que nos pasó (esto es un descojone continuo). El tío Liu. Buenísima persona. Pero ya os hablaré de él en el siguiente correo.

La gente es majísima. Todo el mundo se te queda mirando cuando paseas. Se apartan cuando te ven con el carrito, se acercan a achuchar al niño y a preguntarte cosas y si te paras, ya ni te cuento. A mi me sigue extrañando porque cuando te adelantan no saben si el niño que llevas es chino, americano o español y ya van mirando al carrito para ver el contenido. Cuando ven que es un canajo chino ya comienzan las sonrisas y las carantoñas. Hasta nos han salido dos abuelas que nos riñen si no hacemos las cosas como es debido (ya os comentaré junto con lo del tío Liu porque lo de hoy ha estado la mar de gracioso).

La ciudad está muy bien. Nos había comentado Severiano (una persona de Andeni que nos ha ayudado muchísimo con los trámites de la adopción y al que desde aquí, ya en el final del camino, se lo queremos agradecer, por cierto Mª Jesús, mándale por favor los correos que seguro le hacen ilusión), que no valía gran cosa, pero si te sumerges en ella tiene cantidad de cosas curiosas que ver (os paso unas fotos con escenas típicas de aquí). Tiene calles anchas y peatonales llenas de tiendas de moda en plan bien donde por la mañana ves a la gente ir de compras, pasear o dar de comer a los niños (os adjunto fotos a ver si descubrís dónde están Wally y Wallito), y por la tarde se llenan de puestos callejeros donde se venden las cosas más variadas y de jóvenes esperando a sus amig@s/novi@s. Entre estas calles llenas de luces de neón hay otras más estrechas que representan la China más tradicional y casta con edificios de apartamentos mucho más bajos y viejos, restaurantes típicos, tiendas cutrecillas, puestos de fruta, costureras que te hacen los arreglos (estamos hablando de ropa) en la calle… Escenas típicas de Asia, donde la vida transcurre principalmente fuera de las casas.

Terminaría antes este correo si María no fuese tan pesada y dejase al crío dormir tranquilamente. Le preocupa lo mucho que duerme (inocente), así que le ha despertado y me lo ha encasquetado, y aquí estoy yo, escuchando a Baby Mozart, con el crío en un brazo y con el otro tecleando. Así que os dejo. Creo que María os quiere poner unas líneas. Que adjunte ella las fotos…

Por cierto, antes de que se me olvide, ¿hay vida ahí fuera? Tenemos mucho tiempo y nos gusta recibir noticias de la gente, a si que a ver si alguien nos cuenta algo.

Besos.


MADREEE, no conocía yo esta faceta de escritor de Fede, pero no puede describir mejor nuestras peripecias en China, espero que os estén gustando los relatos jejeje pone entusiasmo el chico…

Por cierto, la foto de la sonrisa de Quique va dedicada a su tío Rober que dice que siempre está muy serio y la verdad que no para de reírse es un cielito y no es pasión de madre eh?


"Tío Emilio", hoy nos acordamos mucho de ti, empezó a llover y nos vino muy bien tu regalo, muchas gracias de nuevo.
Bueno a mi sólo me queda mandaros muchos besos de mi parte y de parte del peque.


Besitos y hasta mañana que ya os escribimos desde Pekín.

MUACK

Cartas desde la China IV. - El tío Liu, la abuela Li y Fede el Lian Te.

Os voy a hablar del tío Liu. Es el guía que nos acompaña desde Pekín para ayudarnos a hacer los trámites en Lanzhou (capital de la región de Gansu).

Es la mar de pintoresco. Tiene 63 años y ha trabajado durante mucho tiempo en la embajada de China en México, así que tiene un acento chino-mexicano la mar de gracioso. Debería explotarlo en los bares.


El tio Liu

Es puro nervio, así que me imagino yo que no tratase muchas negociaciones delicadas. A veces se tensa demasiado y la cara que se le pone es muy graciosa. Ya el primer día nos dijo cuando llegábamos al hotel: “No salir mucho del hotel. Mucho musul man, mucho musul man”, y ponía una cara de asco que ni el peque cuando toma la medicina, “mucho chino barba” y suelta una risotada mientras se palmea las rodillas, “¡¡¡AMIGOOUU!!!” me grita con su acento mexicano, “¡¡JAJAJA!!

Nos despedimos hasta el día siguiente, dejamos las cosas en la habitación y nos dimos un voltio a ver el panorama y los “chino barba”, que por cierto, son minoría y la mar de tranquilos. Este tío Liu es un poco exagerado.

Sospecho que algún día nos ha seguido a ver qué tal nos iba con los “talibanes”. Recuerdo una ocasión en la que, ya casi entrando por la puerta del hotel, oigo un grito a mi espalda “¡¡AMIGOOUU!!” (toda la gente mirando). Yo me doy la vuelta con el corazón en un puño esperando encontrar al mismísimo Pancho Villa y ahí aparece el tío Liu con los brazos abiertos, una sonrisa de oreja a oreja y los ojos como dos minas stadler del 0,5 en posición horizontal “¡AMIGOOUU!, JAJAJA”

¡¡Plafff!! Palmetazo en el hombro que me saca del shock. Y empieza con las carantoñas al niño: ¡Xiao Baoooo, Xiao Baooo! ¡Tesssoritoo, tesssoritoo! … ¡Tú ser padre. Ser padre de Xiao Bao, jajajaja!, me dice mientras se me acerca con la misma sonrisa de oreja a oreja (aunque yo creo que desconfía un poco, ha debido de leer el correo del combate Manostristes-Príncipe de Gansu). Acerca su cara a la mía, se pone serio y me dice bajito mientras me señala con el índice: “¿Tú dar medicina a Xiao Bao?” (cuando pone esa cara las minas stadler se convierten en monedas de 500 “pesetas de las de antes”, esas tan grandes que cuando tenías dos en el bolsillo creías que eras millonario del metal que llevabas encima). “Sí tio Liu, he seguido al pie de la letra las indicaciones”, le contesto yo con voz de resabiado (se adjunta foto del prospecto de las medicinas en cuestión). No contento con mi respuesta (estos chinos no tienen un pelo de tontos), se acerca a María a preguntarle lo mismo. “Sí sí. Ya está mucho mejor, no te preocupes”, ante lo cual se queda tranquilo.

Prospecto de la medicina en cuestión


Algunas veces resulta hasta cómico tanta atención. Para subirnos al coche nos mete como a los detenidos, con la mano en la cabeza para que no nos golpeemos, cuando llevo al crío en la mochila va pendiente de donde piso y en cada lance complicado (esto es, al más mínimo escalón), me agarra del brazo como a las ancianitas para que no tropiece (“essto es, cui dado, iaa, iaa, sí, por ahí seco, mejorr, mucho mejorr. Tú ser padre de Xiao Bao¡¡ Ja ja ja. … ¡Muchahou!, ¡Joven! Ja ja ja”. Palmetazo en el hombro). Por no hablar del día que llamó a gritos a un policía cuando estábamos cruzando una calle y nadie paraba (como suele ser habitual en estos sitios). Ya lo dice él, “la gente de Lianzhou no respeto, conduce cualquiera. Hay mucho chino tonto. ¡JAJAJA!”

Lo de que nos pare la gente ya lo vemos normal, pero es que hasta te salen abuelas. El otro día nos cruzamos con una señora ya mayorcita que se queda mirando al peque al tiempo que pone cara de reprobación. Se planta delante de la silla y, a la vez que le hace carantoñas empieza a hablarnos de que no se qué y no se qué más, pero la cara que pone es de no estar conforme con algo. Luego supimos que lo que decía era que le tapásemos con una manta las piernecitas (fue el día que estrenamos la silla, todavía no teníamos pillado el puntillo a cómo debe tratarse al viajero que va dentro). Nosotros riendo tiramos orgullosos de nuestro amplio repertorio “Ni hao, Xiao bao, xexé, saotiti (o no se qué demonios que le ha dado por decir ahora a María a cada chirichi que se nos pone por delante, ella quiere decir “varón”, pero tras varios días nos enteramos que lo que significa es “hermano”), así que imaginaos la conversación con la señora:

Señora: hay que tapar las piernecitas al niño, frío, frío
Fede-María: Hola
Señora: Hola. Que le pongáis algo encima, frío frío. Manta. Manta.
Fede: Pequeño Tesoro, gracias
María: Hermano
Señora: ¿qué decís? Manta manta
María: hermano, hermano

Vamos, que aquí el kilo de besugo debe andar barato.

A todo esto se forma el típico corrillo de gente y todo el mundo hablando a la vez y riendo. Al final un gesto vale más que mil palabras el entuerto queda deshecho. Risas generalizadas y cara de satisfacción de la abuela adoptiva. Nosotros partiéndonos de risa.

Lo más gracioso fue el otro día, cuando nos paramos a darle el bibe en un banco. Era un banco de éstos dobles, así que nosotros nos pusimos a sacar en uno de los lados toda la metralla (termo, babero, agua fría, bote con la mezcla preparada, biberón, …) y yo todo orgulloso manejando el instrumental con la precisión de un cirujano (no veías que práctica tengo ya). En el otro lado del banco había una abuelita que observaba todos los preparativos con la atención de un profesor a sus alumnos en práctica. Y yo en plan torero. Luciéndome a cada movimiento.

Os paso la tira de Mafalda con la tierna secuencia de la abuela Li:

“Bieeen, bieen, tú si bieen”


“A ver tú que haces, que no te veo pinta yo…” (creo que el chino que pasa por detrás tampoco)


“Se va a quedar flipada, la abuela Li”


“Ñejo, ñejo?”


“No abuela, de momento sólo bibe”


“¡Qué bien lo has hecho papi, has pasado la prueba de la abuela Li”


CONSEJOS DE LA ABUELA: 1. La abuela ajustando la manta.




2. La abuela poniendo el gorro.



Y así cada dos por tres.

Bueno amigos, ya veis que el príncipe sigue bien con los cuidados de sus padres y abuelos adoptivos. Cada día pesa más, así que supongo que lo estamos haciendo bien.

Ya hemos empezado a preocuparnos de su educación. Yo de momento me centro en enseñarle a poner caras, sobre todo dos, cara-Cañadío y cara-regateo. Pero me marcho que me están esperando.

En serio, no me da tiempo a nada, nos pasamos el día en la calle y por la noche estamos cansados. Aún así aprovechamos para hablar con los padres-hermanos, ver cómo va la crisis, leer vuestros correos (lo que más nos gusta) y escribir un poco.

Nos vemos¡¡




Hola AMIGOOOUS

Hoy ya estamos en Pekin, el peque sigue igual de majo que estos días, el viaje ha sido pesado pero se ha portado fenomenal.

Ahora ya entiendo a las madres que dicen que con los niños se mueven muchas cosas, hoy no podíamos ni movernos por el aeropuerto entre las dos maletas, la mochila con el kit de emergencia de Quique (biberones, cambiador, pañales, cremita pal culete, el termo con agua caliente, la botella de agua fría, el dosificador de biberones con la leche, ropa por si hay que cambiarlo y un sin fin de cosas mas), la mochila de la cámara, el ordenador portátil, la silla del niño, mi bolso, ah! y el niño parecíamos Paco Martínez Soria.

Se distingue a las madres que tienen niños principalmente por dos cosas: Llevan bolsos enormes con todo tipo de artilugios y ninguno es para ella y van llenas de lamparones de babas de niño en la parte de los hombros, ahora me siento identificada con ellas. Bueno aquí no me ve nadie conocido y aunque vaya un poco más guarra me da igual, además Fede sólo tiene ojos para Quique o sea que no me debo preocupar tanto.

Mañana vamos a la Gran Muralla, me apetece conocerlo, lo malo es que ya vamos todos en grupo y eso a nosotros no nos mola tanto.

Esto es todo amigos.

BESOS, MARIA JO

domingo, 26 de octubre de 2008

Cartas desde la China V. - ¡Que alguien la pare!

Es lo malo que tiene María, que cuando se suelta regateando no hay quien la detenga. Pues como no la pare nadie, cuando vuelva a España más que en el Ayuntamiento trabajaré en un chino vendiendo chorradas. Hoy ha comprado no sé cuántas, mientras que yo sólo he comprado unos prismáticos de 20 aumentos por 10 euros (¿y para qué coño quiero unos prismáticos de 20 aumentos, me pregunto yo, si no tengo vecinas buenas que espiar y a mi “pequeño" Xiao Bao lo puedo ver a 10 km de distancia y sin lentillas, de lo gordo que se está poniendo?).

Por cierto abuelas, no sé para qué preguntaros, si aunque estuviese como un Zeppelin (que poco le falta) lo seguirías encontrando delgado (“pero qué pesado con la gordura, Fede, que ahora tienen que engordar, que es un bebé…”, dirá mi madre en cuanto lea la anterior frase). Pues qué queréis que os diga, empieza a perder las formas, la papada empuja los mofletes hacia arriba, los mofletes los párpados, y encima chino, así que casi se parece al tío Liu cuando se ríe, lo ve todo en cinemascope.

Os adjunto fotos para que comprobéis por vosotros mismos que no exagero:


La vaca que ríe



El mozo guapetón y mofletón



Después de zamparse un bibe de 240 con 4 de cereales (como controlo, ¿eh?)



½ Federico (de altura, graciosillos)



Pues eso, menos mal que faltan pocos días para llevarlo al pediatra y ver cómo andan los percentiles, esa cosa que nos recuerda a todos los exámenes de estadística. Ayyy, la educación... Ya me veo repasando los ríos y capitales del mundo, las ecuaciones de 2º grado, la fórmula del glutamato yeyé (o el sódico, no me acuerdo), etc. etc. No me vendrá nada mal, la verdad, porque mis conocimientos básicos andan bajo mínimos. Es lo que tiene no jugar al Trivial.

Yo de momento me he centrado en algo productivo, como es el enseñarle a poner caritas que ablanden corazones. Así que estamos inmersos en la práctica de la cara-Cañadío y la cara-regateo. No vamos mal, pero el chaval tiene potencial para dar algo más de sí. De momento hemos conseguido esto:


Cara regateo 1. “Señor chino, más barato, por favor…”




Cara regateo 2. “¿De verdad no puede bajar másss? Soy pequeñito y tengo que crecer”

Cara Cañadío. “¿En tu cuna o en la mía?, nena”




Lo malo es que nos enfrentamos a huesos duros de roer. Estos comerciantes chinos no tienen corazón, y si lo tienen lo dejan colgado en casa cuando van a hacer negocio.

Así que María nos deja hacer...

Lo mejor para el regateo es no tener interés en comprar el chisme en cuestión, y como a mí me importa un pito comprar nada y al peque ni te cuento, allí nos acercamos los dos con paso desdeñoso, ojeando la mercancía con cara de tomar la medicina esa, y, como quien no quiere la cosa, preguntamos el precio. Cuando nos dicen el primero los dos nos echamos a reír a carcajada limpia, como el tío Liu, y hasta decimos “MUCHAHOUUU¡¡, ¿de dónde te has caído?”. Bueno, pluralizo por eso de que estas cosas en banda son como más graciosas, pero Quique pasa de todo, él va a su bola, con su cara de obispo (esta cara cada vez me pone más difícil estas cosas, voy a tener que bajas las dosis de cereales porque ¿quién va a bajar el precio ante este Buda de la Felicidad?).

Así comienza un proceso largo y pesado, en el que ambas partes hacen que se enfadan, lanzan los platos al suelo y se dan media vuelta como para marcharse, siempre mirando por el rabillo del ojo, esperando a que el contrario le llame rebajando/subiendo 10 yuanes. Al final del todo, si hay trato, los dos, felices, intercambiamos pasta por dromedario chino de peluche tamaño real, decimos las mismas chorradas de “good price for you” o “tú tacaño” y continuamos con nuestros deberes, servidor comprar más chorradas y él engañar a más tontos como yo. Mientras, Buda sonríe, porque se sabe la estrella de los grandes almacenes y cada dos por tres se ve rodeado de bellas dependientas que le atusan. “¿Boy or girl?. Beautiful, nice, nice”. Así que el pobre echó un poco de pota ayer y otro poco hoy (esto que no lo lean las abuelas que me lo quitan del regateo).

Pues nada, no sé cómo volveremos, a ver si nos dejan meter el dromedario chino como equipaje de mano.




Pekín está muy bien. Es una ciudad enorme en la que se ve un movimiento de la leche (no sólo la de los bibes). Hay grúas por todos lados levantando enormes edificios de cristal, pero tal vez cuente algo en próximos correos.

Os dejo, que tengo sueño y todavía no he probado mis prismáticos de 20 aumentos made in China.

María no puede adjuntar hoy nada porque está cansada de tirar del crío y tiene una contractura de caballo en la espalda, palabras textuales. (Mi suegra dirá, “¿y por qué no tira él?").


Hasta luego, ¡AMIGOUUUS! ¡JA JA JA!